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Cerramos puertas, armamos rampas y cross-check!

Yo supe que quería ser tripulante de cabina desde que tengo uso de razón; de hecho, recuerdo el momento en el que las amigas de mi madre, de mi abuela, la profe o cualquiera que se prestara, me sometía a ese interrogatorio tan íntimo mientras ponían cara de bobas y comentaban lo achinados que tenía los ojos… Las preguntas eran siempre las mismas, y mis respuestas no cambiaron nunca:

-¿Y no quieres un hermanito? -no…
-¿Y una hermanita? -no…
-¿Y tú qué quieres ser de mayor? -yo trabajar en los aviones…

Y así fue. Me quedé hija única (de lo que me arrepentí en cuanto cumplí 15 años), y después de pasar por la universidad, en mi casa me permitieron empezar mi vida en la aviación.
Tuve la suerte de volar con mis padres desde muy pequeñita y por aquel entonces ya me alucinaban las azafatas. Las veía como un icono de elegancia, de amabilidad, con ese toque justo de prepotencia y divinidad (hasta que llegaron las low-cost, claro). Me gustaba verlas en el avión, y me gustaba verlas en el aeropuerto. Siempre recordaré el día que ví salir a 3 azafatas de la desaparecida Aviaco, vestidas con aquel uniforme azul (muy similar al que yo vestiría años después en Air Nostrum). El comandante llevaba del brazo a la sobrecargo, y las otras dos, iban con el piloto.
Y a algunos y algunas ésta imagen os espantará, pero yo os aseguro que es uno de los momentos más elegantes que he vivido en mi vida.

En el avión, mi momento favorito era cuando las veía hacer la demostración de seguridad. Irónicamente, cuando empecé a volar, seguía siendo uno de mis momentos favoritos.Cuando me hice sobrecargo ya no tenía que salir al pasillo a hacer la demo, simplemente tenía que leer las instrucciones…y aún así, siempre que podía, me turnaba con las azafatas para poder hacerla.
Recuerdo también que pese a que ya tenía claro cómo ponerme un chaleco salvavidas, utilizar una máscara de oxígeno o cómo desabrocharme el cinturón, siempre ponía mis cinco sentidos cuando escuchaba aquello de «señores pasajeros, a continuación y siguiendo normas internacionales de aviación civíl, vamos a efectuar una demostración de seguridad…» (una porque me interesaba, otra porque mis padres siempre me educaron en el respeto y en mostrar interés en lo que decían los demás; no como los padres de ahora, que mientras tú haces la demo, ellos le están enseñando a sus pequeños delincuentes el sonidito que hace el botoncito de llamada a la azafata…)
Lo que nunca llegué a entender bien, fue lo de «tripulación de cabina cerramos puertas, armamos rampas y cross-check» . Para los que tenéis la misma duda que tenía yo, os explico:

Cuando todos los pasajeros están embarcados, la sobrecargo y otra tripulante más, comienzan a hacer el recuento de pasajeros; una de delante a atrás y la otra de detrás hacia adelante. Tiene que coincidir exactamente el número de pasajeros a bordo, con el número de pasajeros de la hoja de carga.
Entre otras cosas, cuando veis a alguien de tierra con chaleco amarillo dentro del avion, es porque le entrega al comandante una serie de papeles entre los que figura la hoja de carga con todos los pasajeros. Cuando el recuento está finalizado, la sobrecargo le dice la suma total al comandante. Si coincide, estupendo; si no coincide, hay que volver a empezar…Por eso, es tan importante que os sentéis en cuanto embarquéis en el avión. Si andais pululando por el pasillo, en el baño, moviendoos de asiento, nunca sale bien el recuento. Y mientras no coincidan los pasajeros no cerramos puertas; y mientras no cerramos puertas no nos movemos. Así que tanto quejarse de los retrasos, y muchas veces los causantes sois también vosotros.
Si no cerramos puertas y salimos en la hora programada, perdemos el slot y acumulamos el retraso para el siguiente vuelo. Salimos más tarde, aterrizamos más tarde, y el siguiente vuelo saldrá retrasado.

Por el contrario, si todo coincide, cuando el comandante lo ordene, cerraremos puertas y armaremos rampas. Armar una rampa, es preparar la puerta para que en caso de aterrizaje de emergencia, se despliegue automáticamente un tobogán que permita la salida de los pasajeros. Tened en cuenta, que obviamente en una aterrizaje así, no hay escaleras, ni fingers, y si saltáseis desde la puerta del avión, os romperíais las piernas en el mejor de los casos. Las rampas sólo se pueden armar con las puertas cerradas, y obviamente cuando el finger o las escaleras han sido retiradas.
Una vez armadas, llegamos al cross-check. Cada tripulante, tiene una salida de emergencia asignada, es responsable de su puerta y su rampa, y en caso de emergencia, evacuará al pasaje desde allí. Como en casi todas las operaciones que se hacen el avión, al armado de rampas debe ser doblemente verificado; de ahí el cross-check. Verificas tu puerta, y la puerta de tu compañera de enfrente. Todas nos cruzamos para checkear que están ok. Es una verificación cruzada. Además, para armar la rampa, hay que retirar el pin con la cinta roja de «Remove before flight», la famosa bandita roja que nos roban los pasajeros para llevarla como llavero.
Que sepais, que solemos pillar a los ladronzuelos, y que es un delito robar material de emergencia de un avión. Generalmente se avisa a la guardia civíl y en el aterrizaje se llevan al listillo…A veces hay que esperar a que lleguen, y mientras no lo hagan, no desembarca el pasaje, lo que implica de nuevo, más retraso por culpa de un pasajero.

Y ahora que ya sabéis qué es una rampa y un cross-check, apurad para sentar vuestro culillo turista en el asiento que se os ha asignado. Y procurad no robar chorradas del avión. Porque el retraso también hace que nosotros lleguemos más tarde a nuestras casas; generalmente por vuestra culpa…

¡Buenos vuelos a todos!

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